El tren de las historias incompletas

A días contados de empezar un nuevo camino en mi vida académica, es imposible no echar una mirada hacia atrás y ver cuál ha sido mi camino hasta llegar a este punto. El lugar donde considero haberme formado, no solo académicamente, sino también personalmente, viene entrañablemente a mi memoria en muchas ocasiones...haaa, aquel lugar donde conocí a mis amigos, quienes de alguna u otra forma, siempre llevo conmigo en mi interior. Es extraño recordar cómo hemos evolucionado. Por "hemos", hago referencia a todos los que he conocido en ese centro, desde mis compañeros de clase, profesores, conserjes... pasear por aquellos pasillos, entrar en esas aulas.

Dijo una vez un profesor mío, tras superar mis compañeros y yo nuestros exámenes de selectividad, que un profesor era como un jefe de estación de trenes. Un jefe que nos ayuda a subir nuestro equipaje a un determinado tren, y que permanece a nuestro lado hasta el momento de la partida. Cuando el tren marcha, el jefe de estación no sabe en qué estación se bajará cada uno de los pasajeros que ayudó a subir, no sabe cómo será el viaje de estos pasajeros, puede que ni siquiera sepa si la ayuda que ofreció en subir tanto equipaje sirvió para algo...

El jefe de estación está lleno de historias incompletas... historias que él mismo ayudó a escribir, historias que tendrán desarrollos tan distintos, finales tan distintos.Esos jefes de estación pocas veces reciben el agradecimiento que se merecen, por que son solo eso, ayudantes de subida de equipajes
 ¿no es así?


Es realmente imposible para mí no pararme a pensar en esos jefes de estación cada vez que recuerdo mi espera en la estación...¿habría sido posible sin ellos?...podría haberme equivocado de tren, tal vez si hubiera esperado solo en la estación, me habría aburrido, puede que no me animara a coger nunca mi tren...Parece que no son simples ayudantes de subida de equipajes, esos jefes de estación realmente lucharon para mí y para aquellos que, como yo, esperaban que su tren partiera al terminar la espera en esa estación que, hasta que la abandonamos, parece un lugar malo y aburrido.


Hoy realmente añoro mi estación, añoro mis jefes de estación, así como los pasajeros que esperaban junto a mí...¿qué tren habrá cogido cada uno?. Es imposible no sentir melancolía al volver a leer esa cantidad de histrorias incompletas...es imposible no sentir tristeza al pensar que, puede que esas historias queden para siempre así, incompletas. Pero, creo que lo más importante, es sentir alegría, alegría por haber cogido un tren, y por haber tenido una espera en la estación acompañada por ellos...
En recuerdo de todos mis profesores, compañeros, amigos y demás personas que compartieron su espera en la misma estación, haciendo de esta una estancia agradable y rica en buenos recuerdos...Luchemos por seguir escribiendo nuestras historias, y dejarlas lo menos incompletas posible. A todos, mi eterno agradecimiento, quizás, algún día, todos volvamos a encontrarnos de nuevo...en un tren de regreso, a nuestra estación.


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